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Los Secretos regresan hoy al auditorio de Riojafórum para ofrecer un concierto a las 20.30 horas (40, 45 y 50 euros) dentro de su gira 'Recuperando emociones'. La banda liderada por Álvaro Urquijo editó su último disco, 'Mi paraíso' en 2019 y promete repasar todo su repertorio de canciones célebres.
– Los Secretos han tenido muchos desgraciados motivos para separarse pero ¿cuál es la razón para que el proyecto continúe?
– Hay un conjunto de cosas que uno no planea nunca, como que lo que empezó siendo un 'hobby' alguien lo escucha, te propone un contrato, te metes en un mundo nuevo y resulta que tus canciones gustan a la gente. Eso, prolongándolo en el tiempo, es lo que provoca que un artista dure. No hubo una intención inicial de ser una banda legendaria que dure mucho, todo lo contrario, fue con humildad y es el público el que te pone donde estás. No todo el mundo tiene la suerte de llenar una sala, aunque puedas tener el mismo talento. Hay combinaciones de perseverancia y amor por lo que haces, querer hacerlo bien, mejorar, estar a la altura de lo que el público quiere de ti.
– ¿Hay alguna canción de su repertorio cuyo éxito le sorprenda?
– Ha pasado algo parecido. Cuando fuimos a Inglaterra en 1995 a grabar un disco ['Dos caras distintas'] porque teníamos esa ilusión volvimos encantados pero fue una época con mucha competencia y tal vez no tuvo hueco en las radios y nuestra compañía no estaba decidida a promocionarlo, así que pasó un poco desapercibido pero, paradójicamente, treinta años después, una de esas canciones es nuestro número uno absoluto: 'Pero a tu lado'. No recibió un apoyo promocional extra, no estuvo en una película de Tarantino ni en un anuncio de Nespresso, todo lo contrario, ha crecido de forma transversal sin un puesto de salida, el público ha hecho que tenga sentido y para mí eso la hace especial.
– ¿Y al contrario, una canción que pensaba que sería un éxito y, en cambio, no funcionó?
– Quizá las demás, porque nunca hemos hecho una canción con especial interés de que funcione, sin molestarnos en el resto. Nunca decidimos qué 'singles' iban a salir, para nosotros todas eran queridas. La sorpresa era que las discográficas eligieran canciones que nosotros nunca hubiéramos prestado especial atención, como el caso de 'Pero a tu lado'. Mi sensación es que hay muchas canciones de Los Secretos que podrían haber lucido como 'singles', pero el público es muy soberano y continúan escuchando las mismas canciones, como 'Déjame', 'Ojos de gata', 'La calle del olvido'... que son ya como himnos. Al final lo entiendes, aunque hay canciones que piensas que tendrían que haber tenido más respaldo y han pasado más desapercibidas.
– Los Secretos procede de una época en la que los músicos ganaban dinero vendiendo discos y ahora lo ganan actuando en directo. ¿Cómo han sobrellevado este cambio en el mercado?
– En los 90 tres cuartas partes de tus ingresos eran derechos de autor de la venta y la difusión, el resto, los directos de verano y dependiendo de cómo hubiera ido el disco. Nosotros casi siempre hemos tocado más en invierno y por eso la transición no ha sido tan brusca pero sí conozco músicos que vendían muchos discos, incluso productores que ganaban 50.000 euros por grabar uno, y ahora apenas cobran 5.000. Algunos grupos hemos estado atados a contratos de hace veinte años que hemos tardado en cumplir porque eran por cinco discos, que no se hacen tan fácilmente y ya no suponen ni el 5% de las ganancias. Ahora hay que ser competitivo, patear la carretera, moverte e intentar que cada concierto sea el mejor, no dedicarse a pasar por caja porque siempre es una inversión a futuro.
– En las últimas décadas, al menos en La Rioja, siempre han actuado 'a cubierto'. ¿Se están habituando al público sentado?
– Hay dos factores a tener en cuenta. A mí me apasionan los recintos cerrados porque tienes la oscuridad y el silencio en contraste a la luz y la música, la atención del público va 100% al escenario, mientras que al aire libre muchas veces no vienen a verte a ti, depende de qué sitios. Acústicamente, los recintos cerrados suenan mucho mejor, todos salimos contentos, si bien es cierto que cobrar una entrada para un teatro con 500 o, como mucho, 1.100 espectadores, no es lo mismo que para un estadio pero, como profesional, disfruto mucho más en un auditorio, hay más interacción con el público, aunque ante 50.000 personas sientes un subidón de adrenalina. Son sensaciones muy distintas pero, si quieres apreciar lo que son Los Secretos, mejor en recinto cerrado.
– Buena parte del repertorio de Los Secretos forma parte de la cultura musical nacional. ¿Es esto, además de un orgullo, también una condena? ¿Se sienten atados a esas canciones?
– Esas canciones te permiten tocar muchas veces, aunque lo mínimo que tocamos en un concierto son veintidós temas, así que incluimos más de esas doce o dieciocho, dependiendo de lo fan que seas. Podemos tocar más de dos horas para incluir canciones nuevas, desconocidas... Es una mochila que te obliga, pero el tiempo y el dinero del público está por encima de mis criterios personales. Somos producto del público y nuestro afán es que se lo pasen bien.
– Permítame la broma, sea hecha con todo el respeto. ¿Ha sido la primera entrevista que le hacen sin nombrar a su hermano, Enrique Urquijo?
– No te creas... Mucha gente nació después de que mi hermano muriera y nos han conocido así. Yo me he encargado de que sus canciones sigan vivas, de darlas a conocer. No me avergüenza reconocer que soy peor compositor que mi hermano, aunque soy mejor músico de lo que él fue, y sin mí quizá no hubieran visto la luz muchas canciones de Los Secretos, tengo muchos motivos para enorgullecerme de mi trabajo. En todas las canciones que empiezan con un 'riff' de guitarra estaba compuesta la música antes que la letra. En todos los conciertos dedico una canción a mi hermano Enrique porque sin él también estoy seguro de que no estaríamos hablando ahora, no hubiéramos tenido una carrera tan larga y exitosa.
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